Un día como hoy, pero de 1962, comenzaba en la provincia de Surgut, en
la Siberia oriental rusa, la llamada peste del bolshoi, y con ella, la primera
cuarentena registrada en una ciudad en la ya desaparecida Unión Soviética. Las
crónicas de la época, destacaban la trágica historia del matrimonio de artistas
vanguardistas conformado por Sergei y Laica Strogonoff. Estos dos excéntricos
representantes de la Bauhaus rusa, fueron pioneros en un intento por dramatizar
teatralmente los ciclos pandémicos de la humanidad y apostaron por develar sus
secretos simbólicos uniendo el arte con la ciencia. Los Strogonoff, hábiles también
en los meandros de las matemáticas, desarrollaron una serie de ecuaciones que
al ser iteradas podían ser representadas teatralmente, por lo que los artistas
eligieron la de una partida de ajedrez que emulaba el movimiento oscilatorio
entre una época civilizatoria-evolutiva (interpretada por un jugador vestido) versus
una época de decadencia involutiva, (interpretado
por un jugador desvestido), roles que se intercambiaban en la medida que uno u
otro ganaba la partida. Se sabe que este juego performático científico mantuvo
al matrimonio tan entretenido en su bunker en los dos años que duró la
cuarentena que cuando unos amigos lograron entrar, los hallaron a ambos muertos
de inanición y desnudos en sus respectivas sillas de juego ante un tablero de ajedrez en el que aún se podía
adivinar, por la disposición de las fichas, que la última partida había
terminado en tablas.
El cierre de la edición número 1 del prestigioso anuario de “Pornocronías” de 1920 a cargo de la afamada dramaturga y promotora del desnudo políglota, la Italiana Nicodema di Auguri , también conocida como “ La donna nuda dal l'underwood ”, es uno de los tantos misterios que rondan los muros de la redacción del trágico pasquín. En dicho texto, Nicodema, además de lograr una de las crónicas más descarnadas del terrible año 20 en el que a la humanidad no le faltaron pandemias, crisis sociales, naciones compitiendo por una vacuna y sobre todo innumerables teorías conspirativas, consiguió en sus últimos párrafos sentar las bases de una teoría del apocalipsis que, aún hoy, y de no ser por su misteriosa desaparición y porque la estudian científicos en todo el mundo, podría decirse que es como menos descabellada. En el escrito, la erudita aseguró que todas las cosas ocurridas en ese fatídico año no fueron más que la condición binaria de la realidad conocida en su entrelazamiento cu...

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