A Guillermina Nacht, hija del famoso escultor Bávaro Eduard Nacht, poco
le importaban las consecuencias de la temida influenza prusiana de 1894. Su espíritu
libertario, unido a sus estudios en las incipientes ciencias de la epidemio-morfología
corporal la llevó a combatir la pandemia
con todas las armas a su disposición, a saber: las provenientes de la medicina,
como así también una amazónica actitud de guerrera huna, herencia de las practicas
en el estudio de su padre como modelo de sus esculturas. Wilhem Roche, colega suyo
del Hospital General de Baviera recordaba en un diario intimo encontrado en
1995: “a veces nos asustábamos de la bravura de Guille (como le decíamos) e
incluso llegábamos a sospechar de sus estabilidad psíquica, pero los excelentes
resultados con sus pacientes demostraban que no estaba para nada equivocada y
que evidentemente, al virus lo espantaba su inquietante bravura”.
El cierre de la edición número 1 del prestigioso anuario de “Pornocronías” de 1920 a cargo de la afamada dramaturga y promotora del desnudo políglota, la Italiana Nicodema di Auguri , también conocida como “ La donna nuda dal l'underwood ”, es uno de los tantos misterios que rondan los muros de la redacción del trágico pasquín. En dicho texto, Nicodema, además de lograr una de las crónicas más descarnadas del terrible año 20 en el que a la humanidad no le faltaron pandemias, crisis sociales, naciones compitiendo por una vacuna y sobre todo innumerables teorías conspirativas, consiguió en sus últimos párrafos sentar las bases de una teoría del apocalipsis que, aún hoy, y de no ser por su misteriosa desaparición y porque la estudian científicos en todo el mundo, podría decirse que es como menos descabellada. En el escrito, la erudita aseguró que todas las cosas ocurridas en ese fatídico año no fueron más que la condición binaria de la realidad conocida en su entrelazamiento cu...
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