Clarice
inspektor garabateaba sobre el papel ideas para un cuento fantástico. Intentaba
ganar una vez más el premio literario que el metro de Santiago lanzaba año a año
desde la irrupción de la gripe cuántica que paralizó al mundo. Por una u otra
razón, la inspiración le era esquiva y de igual manera el galardón tan deseado, hasta
que tras muchos ensayos y noches en vela, Clarice produjo un fenómeno literario-científico
que la confinó en un error presente, pasado y futuro perpetuo. Un loop en el
que el fin del sofocante encierro se correspondía cíclicamente con su permanente insistencia, e inicio.
El cierre de la edición número 1 del prestigioso anuario de “Pornocronías” de 1920 a cargo de la afamada dramaturga y promotora del desnudo políglota, la Italiana Nicodema di Auguri , también conocida como “ La donna nuda dal l'underwood ”, es uno de los tantos misterios que rondan los muros de la redacción del trágico pasquín. En dicho texto, Nicodema, además de lograr una de las crónicas más descarnadas del terrible año 20 en el que a la humanidad no le faltaron pandemias, crisis sociales, naciones compitiendo por una vacuna y sobre todo innumerables teorías conspirativas, consiguió en sus últimos párrafos sentar las bases de una teoría del apocalipsis que, aún hoy, y de no ser por su misteriosa desaparición y porque la estudian científicos en todo el mundo, podría decirse que es como menos descabellada. En el escrito, la erudita aseguró que todas las cosas ocurridas en ese fatídico año no fueron más que la condición binaria de la realidad conocida en su entrelazamiento cu...

Comentarios
Publicar un comentario