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Pornocronía 17


La historia de la condesa Clara Mustard, Reconocida poetisa de la ciudad bávara de WeinBensberg en la Alemania de fines del siglo XIX, es tan extraordinaria como misteriosa.  Según cuenta la leyenda popular de la zona, durante la tristemente célebre influenza del Rhin ocurrida entre 1899 hasta principios del 900 al norte del antiguo imperio teutón y durante el período en que tuvo que cumplir con la cuarentena en su castillo, la joven bávara compuso las extraordinarias “Memorias de una cuarentenaria”, un texto poético-erótico hermenéutico redactado bajo los efectos psicotrópicos del láudano y que, según dicen las crónicas rescatadas de la memoria oral, consistía en siete cantos escritos en rúnico que debían leerse acostados en el bosque, desnudos y ante los restos óseos de una víctima de una pandemia preexistente. La leyenda señala que al hacerlo se ponía fin a los efectos mortales de cualquier pandemia que exista en la tierra. Algunos aseguran que la poca expansión y duración que tuvo la fiebre del Rhin se debió exclusivamente a ese texto psico-mágico y a su bella autora, pero tanto sus páginas, como los restos mortales de la condesa desaparecieron en las profundidades del bosque y del tiempo. incluso hoy algunos los buscan como un recurso desesperado para aniquilar, como lo hiciera ella en el pasado, la amenaza de pandemias presentes y sobre todo, de las pandemias futuras.

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