En la mansión de la duquesa Irene Kran, situada en el Boulevard
"Tsarigradsko shose" en la capital de Sofía, Bulgaria, la crisis económica que devastó a ese país desde
1918 oprimió de una forma particularmente
brutal a sus habitantes. Tal y como lo recuerda Anna Ivanova, antigua sirvienta de la casa en un
diario encontrado en 1978, los accidentes en los que el mobiliario o los pocos utensilios
de la casa terminaban rotos se pagaban mediante extensas horas de castigo
corporal. Recuerda Anna en uno de los pasajes mas memorables del diario haberle propuesto a la Duquesa en decadencia la idea de
fotografiar las sesiones y vender los resultados en el incipiente mercado negro
del B.B (Bondage Bulgaro por sus siglas) que hasta ese entonces solo traficaba
pequeños retratos realizados en dibujo, dando inicio de esa forma a uno de los géneros mas
difundidos el porno mundial. Hoy poco y nada se sabe del destino de la duquesa,
excepto por una foto que acompañaba el diario de la sirvienta y una cacerola completamente
abollada.
El cierre de la edición número 1 del prestigioso anuario de “Pornocronías” de 1920 a cargo de la afamada dramaturga y promotora del desnudo políglota, la Italiana Nicodema di Auguri , también conocida como “ La donna nuda dal l'underwood ”, es uno de los tantos misterios que rondan los muros de la redacción del trágico pasquín. En dicho texto, Nicodema, además de lograr una de las crónicas más descarnadas del terrible año 20 en el que a la humanidad no le faltaron pandemias, crisis sociales, naciones compitiendo por una vacuna y sobre todo innumerables teorías conspirativas, consiguió en sus últimos párrafos sentar las bases de una teoría del apocalipsis que, aún hoy, y de no ser por su misteriosa desaparición y porque la estudian científicos en todo el mundo, podría decirse que es como menos descabellada. En el escrito, la erudita aseguró que todas las cosas ocurridas en ese fatídico año no fueron más que la condición binaria de la realidad conocida en su entrelazamiento cu...

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