El 14
de febrero de 1974 es una fecha que permanecerá imborrable en la memoria de los habitantes del pequeño pueblo de Kelso, en el desierto de Mojave en California, EEUU. Ese
día, y ante la mirada estupefacta de unos pocos testigos, David O`Brian y Daisy
Greenbush, compañeros de estudio de la escuela secundaria local, quienes a partir de
la premisa para la elaboración de un proyecto científico escolar probaron
dramáticamente los efectos de la inoculación de moléculas del gas helio en el
cuerpo humano, fueron víctimas de una inusual e instantánea volatilidad. Afortunadamente
ambos tuvieron una vida feliz e incluso llegaron a contraer matrimonio, pero
desde ese día y hasta su muerte su única conexión con la tierra era un cordel
de nylon atado a sus pies y del que dependían para no terminar arrojados hacia
el infinito, y mas allá.
El cierre de la edición número 1 del prestigioso anuario de “Pornocronías” de 1920 a cargo de la afamada dramaturga y promotora del desnudo políglota, la Italiana Nicodema di Auguri , también conocida como “ La donna nuda dal l'underwood ”, es uno de los tantos misterios que rondan los muros de la redacción del trágico pasquín. En dicho texto, Nicodema, además de lograr una de las crónicas más descarnadas del terrible año 20 en el que a la humanidad no le faltaron pandemias, crisis sociales, naciones compitiendo por una vacuna y sobre todo innumerables teorías conspirativas, consiguió en sus últimos párrafos sentar las bases de una teoría del apocalipsis que, aún hoy, y de no ser por su misteriosa desaparición y porque la estudian científicos en todo el mundo, podría decirse que es como menos descabellada. En el escrito, la erudita aseguró que todas las cosas ocurridas en ese fatídico año no fueron más que la condición binaria de la realidad conocida en su entrelazamiento cu...

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